UN HIJO LE DICE A SU PADRE:
¡Un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía!
Mamá se sentía mal, no podía comer, todo lo que comía lo devolvía, y tenía que guardar reposo.
Yo tuve que repartirme entre las tareas de mi trabajo y las de la casa para ayudarla.
Los últimos meses del embarazo, antes de que llegaras a casa, mamá no dormía y no me dejaba dormir.
La paternidad no es un capricho o un accidente, es un don de Dios, que nace del Amor.