ROMANCERO ZAMORANO


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El Rey Don Fernando da Zamora a su hija Dª Urraca, año 1065

Morir vos queredes, padre,
Sant Miguel vos haya el alma;
mandástedes vuestras tierras
a quien se vos antojara.

Diste a Don Sancho Castilla,
Castilla la bien nombrada;
a Don Alfonso a León,
con Asturias y Sanabria,
y a Don García a Galicia
con Portugal la preciada.

A mí, porque soy mujer,
dejáisme desheredada;
irme he yo por esas tierras
como una mujer errada,
y este mi cuerpo daría
a quien bien se me antojara,
a los moros por dinero
y a los cristianos de gracia:
de lo que ganar pudiere
haré bien por vuestra alma. –

Allí preguntara el Rey:
– ¿Quién es esa que así habla?

Respondiera el Arzobispo:
– Vuestra hija Dª Urraca.

– Callades, hija, callades,
non digades tal palabra,
que mujer que tal decía
merece de ser quemada.

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Allá en Castilla la Vieja
un rincón se me olvidaba,
Zamora había por nombre,
Zamora la bien cercada;
de parte la cerca el Duero,
del otra peña tajada,
del otra la Morería;
una cosa es muy preciada.
Quien os la tomare, hija,
la mi maldición le caiga.
Todos dijeron amén,
sino Don Sancho que calla.

(Romancero Viejo)

 

 

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OTRA VISTA DE ZAMORA


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DESDE LA MARGEN IZDA DEL DUERO

INVISIBLES


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LA LUNA Y EL TORO


EL ARTE DEL CRISTAL


PALACIO DE CRISTAL DEL RETIRO (Madrid ,España)madrid-palaciodecristal retiro

EL VIDRIO es un material nacido de la magia; ¿o no te parece magia fundir arena y obtener vidrio? Como manifestación artística ha tomado dos caminos casi simultáneos. Uno para formar vasijas, botellas, figuras, platos, vasos, copas y, en general, cualquier objeto de alguna estructura fija; y el otro para crear el maravilloso mundo de los vitrales. A diferencia de lo que comúnmente se cree, los dos tipos de arte raramente son hechos por la misma persona. Aquel artista dedicado a hacer figuras, que conoceremos como el artista vidriero, no se dedica a hacer vitrales. Incluso las dos artes no se practican en el mismo lugar geográfico. Los artistas vidrieros se sitúan cerca de los bosques, de donde obtienen materias primas, mientras que los artistas vitraleros tienen que estar necesariamente cerca de los edificios para los que van a hacer los vitrales. Es como la diferencia que existe entre el pintor de caballete y el muralista. Si esta división es clara y natural en la historia, también la consideraremos así en este del  vídrio. Empecemos con los más antiguos, los de más años de tradición… ¡los artistas vidrieros! (figura 41)

 

 

Figura 41. Cristal de plomo /cristal cortado)

LOS ARTISTAS VIDRIEROS

El origen del vidrio se remonta a la noche de los tiempos, a esa tierra privilegiada del Oriente Medio donde el hombre pasó, por primera vez, de nómada a sedentario. Desde 5000 a.C. tuvo que vivir, sobrevivir, organizarse, descubrir los principios de la cerámica, de los metales y, finalmente, los del vidrio. Los primeros objetos de vidrio encontrados son perlas opacas y coloreadas. De hecho, al principio sólo se utilizaba para la fabricación de objetos pequeños, como joyas, amuletos, vasos, copas y frascos para los aceites perfumados y los afeites

Todas las civilizaciones nos han legado piezas de vidrio que han llegado hasta nuestros días. Desde los impresionantes bustos de emperadores romanos en la época del gran imperio, hasta las finas copas venecianas, los artistas vidrieros tuvieron que aprender y desarrollar toda una serie de técnicas en la manufactura. Continuamente surgían nuevas formas de hacerlo, y así la historia del vidrio en el arte es una secuencia de sucesos que imposibilita abordar la obra del artista sin seguir un desarrollo histórico

Los vidrios en la antigüedad eran siempre de base sódica, con alto contenido alcalino. Si nos preguntaran la razón de esto en el Maratón, ese juego de preguntas y respuestas, fácilmente podríamos ganarle a la ignorancia si pensamos en el tipo de mecanismos que tenían para calentar. No contaban con hornos para fundir a altas temperaturas. Como el vidrio sódico funde a temperatura media y da una mayor plasticidad, no quedaban otras opciones para trabajar. Antes de la época romana, el vidrio era ya célebre por sus colores. Podía reemplazar a las piedras preciosas o semipreciosas, igual que las mejores joyerías de fantasía actuales, y decorar los vasos con hilos de vidrio amarillos, blancos y verdes, que se entrelazaban en forma de guirnaldas o en zigzag y se fundían en la superficie

Las muestras más antiguas de vasos huecos son tres ejemplares de Egipto (figura 42), que llevan el nombre del faraón Tutmosis III. Durante cerca de tres siglos la industria del vidrio se desarrolló al mismo tiempo en Egipto y en Mesopotamia. La forma de los vasos se inspiró en los que se realizaban en cerámica, metal y piedra. A finales de la Edad de Bronce el imperio egipcio conoce una época de anarquía y decadencia, pero después del año 330 a.C. se producen grandes cambios en la vida política y cultural con las conquistas de Alejandro, y con Alejandría recién fundada, Egipto se convierte en el centro del saber helenístico. Vidrieros y talladores de vidrio oriundos de Mesopotamia emigran hacia esta zona y desarrollan el vidrio colado en un molde de dos partes, y la fabricación del vidrio mosaico, que consiste en unir con una fusión lenta fragmentos de varillas de vidrio de varios colores, dispuestos siguiendo un dibujo dado. Estas técnicas, con el grabado y la talla, se perfeccionan paralelamente. Se trabaja la decoración con esmalte y se produce el nacimiento del vidrio sandwich or (figura 43), poniendo una hoja de oro grabado entre dos capas de vidrio

 

 

Figura 42. Piezas de vidrio egipcio decorado, siglo IV. a.C.

 

 

Figura 43. Vidrio sandwich or

A pesar de que todos éstos son avances de importancia, la verdadera revolución en la producción del vidrio, la que produjo una profunda conmoción fue el descubrimiento de la caña de vidriero que permite soplarlo. Esta herramienta esencial no ha cambiado desde su creación y ha dado al arte del vidrio un estilo propio. Su descubrimiento ha sido atribuido a los fenicios, y ha permitido fabricar objetos fácil y rápidamente, a un bajo costo. Se necesitó una gran imaginación y creatividad para pensar que una masa deforme y caliente se podía soplar para crear objetos de mucha utilidad y belleza. Si no lo crees así y no has visto nunca cómo se sopla el vidrio, trata de imaginártelo y verás que cuesta trabajo realizar tal tarea

En la época del Imperio romano las relaciones entre el Este y el Oeste eran muy estrechas, y el arte del vidrio se desarrolló en ambos lados del Mediterráneo, por lo que es muy difícil determinar si una pieza específica es exclusiva de una región. Es como si ahora tratáramos de saber si una botella de tequila fue hecha en Jalisco o en Colima. Los hallazgos arqueológicos han sacado a la luz, además de los vidrios de uso diario, gran cantidad de vidriería de embalaje, como frascos para afeites, perfumes, y recipientes más grandes para el vino y el aceite. Muchos llevan en el fondo un nombre impreso, que no se sabe si corresponde al nombre del artista, al propietario de la empresa, o al productor del contenido del frasco. Si un extraterrestre llegara a la Tierra y viera una botella de vidrio vacía que tiene grabado el nombre de un perfume, sería difícil para él saber a qué corresponde la inscripción, ¿no crees

En la época del Imperio romano se fabrica vidrio de lujo destinado a la exportación. La famosa vasija Portland (figura 44), de vidrio azul oscuro recubierto por una capa de vidrio blanco de estaño, tallado en relieve como los camafeos, es sin duda alguna obra de los artistas alejandrinos que trabajaron en Egipto o en Italia. También es la que ha vivido la historia más dramática. Se ha roto en tres ocasiones. La primera fue en alguna época de la antigüedad, cuando el disco que ahora está en la base tuvo que ser añadido para repararla. Se sabe que ésta no es la base original porque tiene diferente edad que el resto de la pieza. Entre 1786 y 1809 volvió a dañarse, no se sabe cómo, cuando pertenecía a la duquesa de Gordon. En 1810, cuando México comenzaba a ser una país independiente, el duque de Portland, su dueño en ese momento, y a su vez la persona que la bautiza, se la presta al museo británico, donde en 1845 un joven visitante la rompe. La belleza de esta pieza radica en el tallado de hermosas figuras que representan escenas del cumpleaños de Alejandro el Grande o de la historia de Aquiles. Determinar cuál es la verdadera imagen es una tarea prácticamente imposible, igual que la de distinguir si son dos relatos independientes o dos cuadros que muestran la misma historia; pero eso no le resta belleza y esplendor. En el siglo XIX se hizo una réplica exacta utilizando el mismo vidrio opaco de estaño. Para esto se recurrió a un barniz formado por un ácido fuerte con el que se impregnaron las partes que se querían mantener sobre relieve. Después se sumergió en ácido fluorhídrico, que ataca al vidrio que está desprotegido, y el resultado fue una pieza casi exactamente igual. Esta copia, al igual que la original, vivió su propio drama. Justo después de terminarla se quebró y posteriormente se partió en dos pedazos. Pegarla costó dos años más

 

 

Figura 44. Vasija Portland.

 

Volviendo a finales del siglo II, sabemos que los vidrieros de Alejandría abandonaron el vidrio coloreado mosaico en beneficio del vidrio incoloro. Su perfecta transparencia realza la talla y el grabado que exigen una materia prima muy pura. En el siglo IV se modifica la situación de intercambio constante entre el este y el oeste del Imperio romano. Los vidrieros dejan de emigrar y las producciones orientales y occidentales empiezan a diferenciarse (figura 45). La decadencia del imperio romano conlleva, en cierta manera, la del arte del vidrio, lo que no quiere decir que en todas las provincias occidentales de este imperio la producción vidriera se redujera y fuera de calidad mediocre. El gusto de los clientes germanos tiene una influencia cada vez mayor sobre las formas y la decoración, creando lo que se llamó el vidrio de origen franco. La variedad de formas es menor, los adornos están limitados a elementos fundidos y añadidos, o a simples hilos blancos; el vidrio es impuro, de color verde botella

 

 

Figura 45. Vidrio soplado en molde, época romana, siglo II d.C

Hacia el año 1000, debido a los problemas de importación de las materias primas, el vidrio de base sódica es reemplazado progresivamente por el vidrio de base potásica, que procede de las cenizas de los árboles. Este cambio en la técnica es el comienzo de las diferencias entre el vidrio fabricado al norte de los Alpes y el fabricado en las regiones mediterráneas. En el norte, el vidrio franco deja su lugar al vidrio de base potásica, mientras que Italia permanece fiel al vidrio de base sódica.

Así llegamos a la Edad Media, en la cual, como casi todo en esta época, el arte del vidrio depende de los conventos pues los miembros de las órdenes religiosas eran las únicas personas cultas. Pero a finales del siglo XII y durante todo el siglo XIII, los oficios artísticos se liberan poco a poco de la tutela de los monasterios. Se crean vidrierías ambulantes en el corazón de los bosques, que fueron a menudo las precursoras de la colonización de las regiones desérticas montañosas. En estos lugares se fabricaba el vidrio de helecho, que era verde, lleno de impurezas y burbujas porque la materia prima no estaba suficientemente purificada. Se fabrican también frascos lisos y sin decoración, que se utilizan para medicamentos, perfumes, agua bendita, reliquias, recipientes para análisis médicos de orina y sangre y, siguiendo el desarrollo de la alquimia, numerosos vasos, matraces, retortas o serpentines para destilación. Como vemos, la historia del vidrio se aleja un poco del arte durante esta época, pues se buscó más una utilidad práctica que un fin artístico (figura 46)

 

 

Figura 46. Espejos decorativos

En la segunda mitad del siglo XV y en el siglo XVI, en pleno Renacimiento, el pensamiento y la cultura europeos experimentaron una gran renovación. Esta especie de revolución, que tomó en cuenta la herencia cultural de la antigüedad, tuvo su cuna en Italia antes de resplandecer en toda Europa

Curiosamente, Venecia no se encontraba entre los grandes centros impulsores de esta renovación. Era una ciudad de comerciantes ávidos de ganancias y de navegantes emprendedores, una ciudad que en la Edad Media, gracias a su flota, había sabido conservar la hegemonía del comercio con Oriente. Venecia empieza a desempeñar un papel en la vida cultural justo cuando su poder político comienza a declinar y su prosperidad económica se ve peligrosamente amenazada por la pérdida de la mayoría de sus posesiones. Entonces los venecianos se preocupan por desarrollar su propia producción y orientan su industria hacia las mercancías de lujo destinadas a la exportación, como encajes, tejidos de seda, loza y, sobre todo, vidriería, donde alcanzan una superioridad que sobrevive a la historia

Un accidente geográfico contribuye a que Venecia logre esa supremacía, porque además de ser una ciudad casi inexpugnable, a la cual era virtualmente imposible atacar por tierra o por mar, está situada en el lugar perfecto para establecer contactos entre la Europa oriental y el Este. La importancia de la industria del vidrio fue rápidamente reconocida. El Estado en seguida protegió, controló y organizó la producción y el comercio. En el siglo XIII se crearon los gremios de vidrieros, y en 1292 las vidrierías fueron trasladadas a la isla vecina de Murano, con la excusa de que se quería evitar posibles incendios, pero la realidad era que deseaban eludir la difusión de los secretos. El ambiente de paz y tranquilidad en el que trabajaban propició la creación de fuertes tradiciones

 

 

Figura 47. Vidrio veneciano. a)Vaso de cristal del siglo X; b) frasco de cristal del siglo XVII

A partir del siglo XIII los venecianos fabrican vidrio incoloro y conocen el secreto de la pintura con esmalte (figura 47). Sobre el vidrio de color oscuro, ya fuera azul, verde o rojo, los coloridos esmaltes resaltan con fuerza. Hay colores violetas, amarillos y blanco lechosos que se utilizan después para imitar con gran acierto las porcelanas chinas. Se produce la evolución de las formas, dejando de lado los modelos inspirados en la orfebrería para buscar los típicamente venecianos, tal y como lo permitía la maleabilidad del vidrio de base sódica. Nuevamente, es gracias a su lugar geográfico y al comercio marítimo que los venecianos no abandonan la antigua fórmula del vidrio a base de sosa y cal, lo cual permite a los artistas crear figuras gracias a la simple manipulación de la masa vítrea, cuyas proporciones obedecen a las leyes estético-matemáticas de la gran época del Renacimiento. La decoración, fruto del moldeado o de la aplicación de varillas de vidrio, se hace en caliente en un horno. Aparecen vasos con pies, adornados con relieves soplados en moldes metálicos que representan cabezas de leones o guirnaldas. Las formas y la decoración se hacen cada vez más complicadas y rebuscadas, los pies son acanalados, la parte interior de la copa se decora con acanaladuras, se trenzan varillas para crear una verdadera impresión de encaje en el vidrio. Se fabrica el vidrio escarchado, se utilizan colores fuertes, del violeta manganeso al azul cobalto. En todos lados reina una gran fantasía en el diseño. La belleza es lo que importa… el carácter utilitario pierde valor para ellos (figura 48)

 

 

 

Figura 48. Vidrio veneciano

A pesar de que el gobierno veneciano tomó medidas para evitar que los vidrieros se marchasen del país llevándose los secretos de la fabricación, un gran número de artistas se expatriaron. Sin embargo, encontraron serias dificultades para trabajar el vidrio debido a la falta de materias primas apropiadas, especialmente la sosa. Fabricar vidrio al estilo veneciano en países alejados de las grandes vías de comercio terrestre y marítimo era una empresa arriesgada. La gran demanda del vidrio de lujo a lo largo de toda la Europa renacentista provoca la aparición de muchas casas de vidrio, todas imitando el estilo veneciano

Los vasos y las copas elegantes estaban hechos para la aristocracia rica, cuya principal bebida era el vino. Pero, ¿qué pasaba con la clase mercantil del norte de Europa? Igualmente poderosa que la aristocracia, pero con gustos muy diferentes, impulsó la fabricación de vidrios más planos y resistentes que les sirvieran para beber cerveza y no vino. Como las finas y frágiles copas no les servían, en el norte se empiezan a hacer vasos más aguantadores, bellamente decorados pero con un estilo menos exquisito; y así nace el vidrio de Bohemia (figura 49). Esto representó una fuerte competencia para los venecianos, porque los comerciantes de vidrio en Bohemia, muy emprendedores, consiguen un lugar importante en el ámbito comercial europeo. La excelente calidad de su vidrio fino llamado cristal, la renovación de las técnicas de decoración, especialmente el grabado y la talla, así como sus precios módicos les permiten triunfar frente a la competencia. El cristal de Bohemia (figura 50) adquiere una enorme fama, a tal grado que los mismos vidrieros de Murano intentan imitar su composición y decoración. Empieza la caída del imperio veneciano en la manufactura del vidrio, que también es favorecida por el ascenso del protestantismo y el florecimiento de la clase mercantil en los Países Bajos. Los centros importantes se mueven del sur al norte de Europa, donde las técnicas de esmaltado y grabado con punta de diamante toman diferentes estilos nacionales, y así comienza a quedar en el pasado, poco a poco, el esplendor del vidrio de Venecia

 

 

Figura 49. Vidrio de Bohemia

 

Figura 50. Vidrio de Bohemia (siglo XVII)

La influencia del arte veneciano no fue fácil de superar. En Inglaterra les tomó casi todo el siglo XVII cambiar el estilo veneciano por el inglés, donde se emplea el vidrio de plomo, más pesado que el veneciano, y con la desventaja de no poder soplarse por ser muy delgado, pero que tiene un brillo y una calidad para dispersar la luz que lo hace insuperable. La importancia de este tipo de vidrio se nota en las botellas de vino, a las que se les añadía óxido de manganeso para conseguir un color morado oscuro; así que después de ser decorada resultaba una hermosa pieza

La vidriería española del siglo XVI al siglo XVIII es una mezcla de elementos venecianos, de formas típicamente locales y de vestigios de tradición árabe. Tres regiones se reparten la producción, cada una con su estilo personal: al este, Cataluña; al sur, Andalucía; y en el centro, Castilla. En Cataluña, el lugar más importante es Barcelona, donde ya desde finales del siglo XV y principios del XVI se fabricaba un vidrio fino, esmaltado, de colores azul, púrpura y verde (figura 51). La decoración era una mezcla de elementos góticos, árabes, y más tarde renacentistas. También se fabrica el vidrio escarchado y de filigrana. Las vidrierías en Andalucía se localizaban en las provincias de Granada, Almería y Jaén. Por estar apartadas de la civilización europea conservaron un estilo antiguo, lleno de tradiciones árabes. En Castilla, la influencia veneciana es mayor. Las tres escuelas fueron eclipsadas en el siglo XVIII por la Real Manufactura de la Granja de San Ildefonso, fundada en 1728, que trabajaba con el estilo barroco de Bohemia, Alemania y Francia (figura 52)

 

 

Figura 51. Vidrio español de Cataluña, Barcelona (siglo XVI)

En el siglo XIX la variedad del color es lo que más impresiona. El vidrio rojo labrado de Bohemia, la imitación de ágata, el amarillo de cloruro de plata y el rojo rubí de cobre, entre otros, crearon una amplia gama de posibilidades en la decoración del vidrio de la época. Con un pincel se ponía el color sobre el vidrio para después cortarlo y fijarlo con el fuego, con lo cual se daba la impresión de un color sólido. Si además lo grababan, se lograba un estilo caro y exquisito; para esto empleaban dos capas de color, grababan y cortaban la de arriba y quedaba la de abajo como fondo. En esta época nace también el color amarillo verdoso, que se obtiene con uranio y opalina (parecida al ópalo)

 

 

Figura 52. Vidrio de Bohemia (1647)

A raíz del éxito de la exhibición del Palacio de Cristal en Inglaterra se empezaron a crear escuelas que enseñaban diseños y que ponían especial énfasis en los modelos clásicos: cántaros, decantadores, vasijas, todo tipo de piezas con formas y grabados griegos. Se copian mecánicamente los modelos hechos por algún artista individual, creando imitaciones que nunca llegan a tener el frescor y el vigor de la pieza original. Aunque las nuevas técnicas de producción en masa hicieron que el vidrio estuviera disponible para mayor cantidad de gente, surgió una demanda de productos de mayor calidad. Las piezas grabadas con motivos clásicos, renacentistas, y más tarde orientales, inundan el mercado de la época. La influencia oriental a partir de 1862 es enorme y se refleja en los motivos y en los colores, hasta llegar al art nouveau

La contribución británica más importante en el siglo XIX fue el vidrio de camafeo, una resurrección del arte romano. Se desarrolló en respuesta a la oferta de 1 000 libras que se ofrecieron a la persona que reprodujera exactamente la vasija Portland; el del camafeo es un estilo que se inspiró completamente en el de la jarra: un vidrio oscuro con un blanco opaco encima, grabado en relieve. Tal parece que después de imitar la vasija se dieron cuenta de que era una forma majestuosa de trabajar el vidrio

A mediados de este siglo el desarrollo industrial provocó el abuso de la mecanización, que cansó a la gente y causó una crisis, lo cual ha sucedido en la historia de nuestra civilización en diversas ocasiones. El desequilibrio generado por la revolución industrial provocó un movimiento destinado a realzar el nivel de las artes decorativas. John Ruskin (1819-1900) trata de renovar los oficios artísticos siguiendo un ideal religioso y social. El arquitecto William Morris (1834-1896), teórico y creador, se convierte en una de las personalidades del movimiento Arts and Crafts, que abandona la producción industrial en favor de la creación artesanal. Así, las artes aplicadas adquieren en Inglaterra un carácter muy especial y se desarrollan en una dirección totalmente opuesta a la del continente, donde, sin embargo, sirven a menudo de modelo. De esta forma, los artistas ingleses sufren una fuerte influencia de los modelos antiguos, inspirándose en la cerámica griega antigua para el grabado en el vidrio. En Francia predomina el estilo neogriego; en el norte de Bohemia, la talla-grabado al estilo del cristal de roca; en Europa central, el abandono del estilo neorrococó y la adopción del neorromanticismo; en Alemania, el movimiento eclecticista vuelve a las formas de tipo alemán antiguo, con una decoración de blasones y personajes históricos pintados con esmalte, y también realizan copias de piezas históricas. Todo esto influye y se impone en la arquitectura, en la decoración interior y en las artes. Numerosos creadores diseñan adornos inspirados en el vidrio fino italiano del Renacimiento y en el vidrio barroco de Bohemia, añadiendo motivos de personajes a una ornamentación refinada mediante una pasta de altísima calidad. Los italianos se inspiran en su propio pasado y se preocupan sobre todo por renovar la gloria de la vidriería veneciana, casi agonizante. Incluso se abre una vidriería en Murano con capital inglés, donde encuentran la técnica del mosaico y fabrican vidriería de lujo de estilo veneciano. Lo más importante, lo trascendental era recobrar el pasado, porque sólo imitándolo y estudiándolo se podía terminar con los errores de la época

Hacia 1870 la influencia oriental hace que surja un estilo más refinado de pintura con esmaltes polícromos, inspirado en modelos árabes, persas o indios. A finales de los años setenta Europa descubre el arte de Extremo Oriente, el de Japón y el de China. Su influencia fue especialmente importante en Francia, donde liberó a los artistas de las presiones de la tradición y les inculcó el gusto por las decoraciones vegetales, estudiadas del natural. La nueva filosofía de recobrar el pasado, sumada a los intereses en los motivos orientales y en el misticismo, fueron la fuente para el nacimiento del art nouveau, cuya principal obra pertenece a Emile Gallé (1846-1904). Artista vidriero de Nancy, Gallé espera hasta finales de los ochenta para descubrir su propio estilo de vidrio doblado (figura 53) en el que graba con ácido o con buril motivos vegetales de estilo japonés. A su alrededor se creó toda una escuela de artistas vidrieros; su estilo fue imitado por las vidrierías de Nancy, en Alemania y en Bohemia, y a pesar de haber perdido a veces su originalidad, sus trabajos conservaron una excelente calidad hasta su muerte en 1904. Su nombre comienza a ser sinónimo del art nouveau, lo que da cuenta de la importancia de su obra

 

 

Figura 53. Art nouveau, piezas de E. Gallé (1846-1904)

La influencia del Extremo Oriente también provocó el nacimiento del fancy glass (figura 54), vidrio trabajado en caliente y decorado con motivos animales y vegetales, que reinó en Europa a partir de 1880. Todas estas vidrierías preparan la llegada del modernismo. El escultor Henry Cros (1840-1907), contemporáneo de Gallé, recuperó la antigua técnica llamada de pasta de vidrio, por la que moldeaba el vidrio fundido en una horma y fabricaba grandes relieves. La pasta de vidrio, por su técnica y por los efectos que produce, se acerca mucho más a la cerámica que el resto de las producciones vidrieras, pero su colorido, su transparencia y su plasticidad le dan un encanto poético muy especial

 

 

Figura 54. Corriente fancy glass (1920)

En Estados Unidos, Louis-Confort Tiffany (1848-1933), pintor y modelista, fue un artista tan conocido como Emile Gallé en Francia, y patentó un tipo especial de vidrio irisado (figura 55). Sus producciones aparecieron bajo el nombre de Tiffany Favrile Glass, ofreciendo un aspecto de lustre metálico y de irisaciones de diversos colores. Las formas están inspiradas en los motivos orientales y vegetales

 

 

Figura 55. Pieza de vidrio de Tiffany (1848-1933)

A partir de principios del siglo XIX, la aparición de una nueva concepción artística sin relación con el modernismo influyó especialmente en las artes aplicadas (figura 56). Después de la primera Guerra Mundial la influencia sueca adquiere una importancia considerable en el trabajo del vidrio moderno. La decoración grabada con la formación de burbujas en la masa conseguía atenuar el rigor del funcionalismo que imperaba en esta época. El periodo de entreguerras fue muy fecundo en las artes aplicadas y, especialmente, en el campo de la vidriería. El arte actual ha heredado la sensibilidad artística de los ceramistas franceses, el rigor del funcionalismo alemán, el lirismo escandinavo y el gusto italiano por los colores y las estructuras atrevidas. Los artistas vidrieros actuales encuentran en todo ello fuentes de inspiración y criterios para juzgar su trabajo

 

Figura 56. Jarrón de vidrio del siglo XIX

La segunda posguerra vio el brote de varias tendencias, que fueron más bien renacimientos del periodo anterior. Después, como dice Octavio Paz, han proliferado y se han sucedido con una celeridad enfermiza los movimientos y los seudomovimientos, las personalidades y las seudopersonalidades. El periodo actual, llamado con extraña expresión posmoderno (figura 57), no es menos rico en obras que los precedentes, pero es más confuso, lo cual dificulta seguir la historia del vidrio en el arte posmoderno

 

 

Figura 57. Vidrio posmoderno (1903-1933)

De alguna manera el pasado ya está escrito y puede estudiarse, pero el pasado cercano, el que casi es presente, tiene que ser asimilado por los versados en la materia. No obstante, deseamos que quede claro que si no hablamos de ello no quiere decir que hoy el vidrio sea sólo una copa o un vaso que puede ser utilizado,….sigue siendo un hermoso material del que disfrutan nuestros artistas contemporáneos (figura 58)

LOS ARTISTAS VITRALERO

De todas las artes pictóricas la de los vitrales es, probablemente, la más complicada. Esto se debe no sólo a que se tienen que tomar en cuenta factores como la luz, que cambian completamente la apariencia, sino también por sus demandas estructurales. Ningún otro arte parece estar tan poco ligado por los intereses terrenales, tan vivo, tan intrínsecamente engañoso o fraudulento por sus efectos. Los vitrales explotan la interacción entre dos fenómenos dinámicos: uno físico y otro químico. El factor físico es la luz y todos sus cambios de lugar e intensidad. El químico es la variación del color que sufre el vidrio por la adición de varios óxidos metálicos mientras se está fundiendo

 

 

Figura 58. El vidrio en el arte contemporáneo

Arte siempre determinado por la arquitectura, artista dominado por el arquitecto, siempre tuvo que adaptarse y trabajar bajo los requisitos de la época. Cuando las ventanas en el siglo XIII comenzaron a ser un importante medio para contar la historia, el vitral surgió como la más importante forma de pintura monumental. El enorme tamaño de muchas de las ventanas, combinado con los numerosos e intrincados compartimientos, proveían una oportunidad de narración muy interesante

En los siglos XII y XIII la luz que penetraba por las ventanas al interior de las iglesias tenía que ser brillante, en contraste con la intensa oscuridad. La luz que entraba por los vitrales e iluminaba las imágenes de santos y episodios bíblicos hacía que éstos se impusieran sobre la oscuridad, creando un efecto de dominio y poder. Como era lógico, los artistas de entonces compusieron sus ventanas con fuertes y brillantes colores. Cuando por razones de la doctrina o económicas sólo se permitía el vidrio claro, se decoraba con una fina malla opaca de grisalla o con un ornamento monocromático pintado, que efectivamente esparcía y suavizaba la luz

Todas las iglesias de todas las épocas tienen el ábside orientado hacia el sureste; la fachada hacia el noroeste; y el crucero, o los brazos de la cruz, de noroeste a sureste. Es una orientación invariable, establecida con el fin de que los fieles y profanos, al entrar en el templo, miren hacia donde sale el Sol, hacia el oriente, hacia Palestina, cuna del cristianismo, para que salgan de las tinieblas y se encaminen hacia la luz. Como consecuencia de esta disposición, en las catedrales góticas, uno de los tres vitrales en forma de rosetón que adornan el crucero y la fachada principal nunca está iluminado por el Sol, mientras que el otro resplandece al medio día, y el que está en la fachada principal se ilumina con los rayos del Sol poniente. De esta manera se suceden en las fachadas de estas catedrales los colores de la obra, según una evolución circular que va desde las tinieblas, representadas por la ausencia de luz y el color negro, a la perfección de la luz, pasando por el color blanco, considerado como el intermedio entre el negro y el rojo. En la Edad Media, el vitral del rosetón central se conocía como la rota, la rueda, y era el jeroglífico alquímico del tiempo necesario para la cocción de la materia filosofal. Representa la acción del fuego y su duración

Pasó el tiempo y las paredes de las iglesias se abrieron para admitir más y más iluminación. La diferencia entre los niveles de luz internos y externos no era tan marcada y no era capaz de resaltar los brillantes y oscuros colores de los vitrales de épocas anteriores, por lo que se utilizaron colores más claros. En los siglos XV y XVI los colores son más armónicos, hay menos efectos contrastantes, mayor preferencia por la luminosidad y como siempre, una limitación natural dada por la arquitectura que la época imponía

Además de los efectos de la luz sobre el vitral, su capacidad para contar historias lo coloca en un lugar importante dentro del desarrollo cultural del hombre; le da un misticismo inigualable, porque la interpretación de la narración casi nunca es transparente. La historia en un vitral suele leerse de abajo hacia arriba. Las escenas generalmente están puestas de izquierda a derecha, pero el deseo de la simetría y la inclinación a poner el motivo más importante al centro, suelen interrumpir este arreglo y complicar la comprensión. En el análisis de un vitral siempre quedará algo escondido, que sólo nos podría explicar aquel que lo hizo. Sus secretos permanecen en el pasado y le dan un carácter seductor

Por accidente o por un intento deliberado, el vidrio que se hizo en los siglos XII y XIII tenía la combinación casi perfecta de crudeza y refinamiento que se necesitaba para elaborar el vitral. Las láminas de treinta centímetros eran suficientemente blandas y delgadas para cortarlas del tamaño necesario, pero bastante gruesas para tener ricas transiciones en la profundidad del color. Con el proceso de la tecnología del vidrio en la Edad Media y el Renacimiento, se hicieron láminas más largas y delgadas en un enorme rango de colores. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, el vidrio empezó a ser menos interesante como un elemento estético aislado. Es por esto que en el siglo XIX regresan al método antiguo de producción, y desarrollan lo que hasta hoy se conoce como vidrio antiguo, notablemente similar en color, textura y brillo al que se usó en los siglos XII y XIII. Con este material se hacen los vitrales en la actualidad.

En los vitrales, el vidrio de colores está estático, pero hay dinamismo por el elemento de cambio inherente a la luz natural. El aspecto de las variaciones en la apariencia de los vitrales es resultado de la alteración en la intensidad, disposición, difusión atmosférica y color de la luz del día. Un vitral está vivo, y uno puede ver los efectos orgánicos de la luz en la ventana con el paso del tiempo. Ésa es la gran diferencia con otras artes. Para poder imaginarnos la vida de un vitral, entremos por un momento en la catedral de Chartres (figura 59), una de las catedrales medievales más seductoras y que posee la mejor colección de ventanas. Las de la parte superior están dedicadas a la glorificación de la virgen María, a quien la catedral entera está consagrada; las de la parte inferior representan escenas cotidianas; al oeste, la vida y la pasión de Cristo, y el Último Juramento en el rosetón de arriba; al norte, la historia del Viejo Testamento; al sur, la del Nuevo Testamento

 

 

Figura 59. Catedral de Chartres

La importancia de la catedral en la historia de los vitrales radica en la influencia que tuvo en la formación de artistas de esa época, más que en la cantidad de vidrio que se utilizó. El esquema de construcción atrajo gente de muchos sitios, hecho que se refleja en los diversos estilos que aparecen. Pero entremos de una vez, y hagámoslo justo después del amanecer, en una mañana de un día claro

Las ventanas que miran al este son las primeras que se ven, porque son las que están iluminadas en ese instante. Cuando el Sol va subiendo (o gira la Tierra), gradualmente se van iluminando las otras. De repente el Sol se esconde detrás de las nubes y la apariencia de todas las ventanas cambia radicalmente. La luz ahora está igualmente difundida y entra al parejo por todas las cristaleras. La atmósfera de la catedral es más fría y grave. En ese instante uno es capaz de notar las diferencias absolutas en las tonalidades de los vitrales tomados individualmente. Si después el Sol reaparece en la tarde, el espectáculo es grandioso. Los azules de las ventanas del oeste, los más intensos, se esparcen por doquier porque los rayos del Sol les caen directamente. Y si abrimos ahora la puerta para salir, tendremos la sensación de que no estamos en el mismo sitio, que nos han cambiado los ventanales, y que el escenario es sorprendentemente distinto. (Si quieres experimentar una sensación parecida, visita el Cosmovitral de Toluca; sus brillantes colores le dan al invernadero una apariencia única e inigualable.

El artista vitralero depende del artista vidriero igual que un actor de teatro depende del dramaturgo que escribe la obra; la materia prima la hacen los vidrieros, al producir vidrios coloreados con óxidos metálicos. Los cambios de un color a otro en el diseño de un vitral sólo se pueden efectuar introduciendo piezas individuales de vidrios del color necesario. Para que entiendas mejor el proceso de la elaboración de un vitral te lo describimos a continuación

Primero se pinta un dibujo sobre una mesa blanca y limpia del tamaño real de la ventana, donde se muestre la división de las áreas de varios colores en diferentes piezas de vidrio. Después se escoge y se corta cuidadosamente el vidrio de colores. Cuando todas las piezas están cortadas, tomando en cuenta la distancia que se tiene que dejar entre ellas para la unión de plomo, se pintan los detalles del diseño con esmalte vítreo; después se mete al horno y se funde el esmalte con el propio vidrio. Hecho esto, las ventanas están listas para ensamblarse, pero como quedan flexibles se tienen que dividir en pequeñas cristaleras que se van juntando para formar el ventanal grande

Así pues, los vitrales tienen por fuerza una estructura dividida. El haber convertido esta necesidad en un elemento artístico por sí mismo es lo que da su grandeza a las catedrales góticas. Al utilizar estas armaduras para delinear las principales subdivisiones ornamentales, los pintores de vidrio son capaces de fundir una imagen completa y una arquitectura, en una de las más completas unidades artísticas (figura 60)

 

 

Figura 60. Los vitrales

El arte del vitral desciende claramente del arte antiguo del mosaico y el esmaltado. De los mosaiquistas surge la idea de la composición de imágenes monumentales a partir de piezas separadas de vidrio coloreado. Con el esmaltado se empleó la técnica de unir estas piezas con tiras de metal y se usaron estas tiras como un elemento básico del diseño. Además del esmaltado está el esmalte vítreo, casi negro, hecho de polvo de herrumbre y vidrio mezclados con un pegamento para formar una pintura que se utiliza para dar grados de opalescencia y detallar las figuras

La diversidad y variedad de los vitrales encontrados en el siglo XX desafían cualquier definición o clasificación. El nuevo siglo comenzó con un ardiente deseo de formular nuevos modelos de expresión impensables para los artistas del pasado. En la mayoría de los países europeos surgen grupos de artistas que reaccionan contra lo establecido, con una rebeldía casi adolescente, viendo al mundo natural como una fructífera fuente de nuevas formas y motivos, libre de asociaciones con academias artísticas del ayer

El art nouveau, el Arts and Crafts, Tiffany y Gaudí, la primera Guerra Mundial y su demanda de ventanas conmemorativas con motivos históricos, así como la utilización hoy en día como parte de la decoración doméstica contribuyen a que los vitrales sigan con vida. Al escribir este libro en 1993 es difícil saber lo que las generaciones futuras considerarán como los vitrales más importantes, pero lo que siempre será cierto es que el vitral es un arte pictórico que debe pensarse como el arte de pintar con luz. Cualquier técnica o material empleado no cambia en esencia la importancia del efecto de refractar, oscurecer, fragmentar y colorear la luz, lo cual sólo se logra por estar hecho con vidrios. El éxtasis y la emoción que un vitral produce a quienes lo ven no podría lograrse en ninguna medida si no fuera por eso. El vidrio, nuestro personaje principal, es el único responsable de la maravilla del mundo de los vitrales. Sin él, pintar con luz sería prácticamente imposible y el arte de nuestra civilización no tendría ese dinamismo en una de sus manifestaciones.

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